Las 5 claves para crear experiencias educativas ambientales de éxito

Querer cambiar a los demás es difícil, bueno más que difícil diríamos que imposible, ya que el cambio solo se produce individualmente y cuando cada persona lo decide por sí misma.

 

Partimos con esta reflexión porque sería muy irresponsable por nuestra parte decirte que vamos a darte las claves que harán cambiar a las personas para que decidan tener conductas más sostenible. No, amigos, no.

 

Lo que nosotras pretendemos siempre con nuestras experiencias educativas es inspirar y acompañar en este camino de evolución personal hacia la conquista de nuestra la responsabilidad individual.

 

Pero, sí que sabemos que vivenciar experiencias educativas, enriquecedoras e inspiradoras en las que se alcancen niveles de comprensión y sabiduría mayores pueden impulsar a la gente a decidir cambiar.

 

Por este motivo, hoy te vamos a contar cómo trabajamos en nuestros proyectos.

 

Se trata de unos principios metodológicos comunes para todas las experiencias educativas que diseñamos, para que nos entiendas… es como el sofrito en un guiso: es lo que le da el sabor, luego, en cada proyecto como en cada receta, incluiremos los ingredientes necesarios que los harán únicos.

 

Ahora si, empezamos con estas 5 claves:

1. Partir de lo cercano

Es decir,  ¿cuál es la realidad del lugar donde nos encontramos?

Las acciones de sensibilización deben partir de las inquietudes inmediatas, de los problemas que rodean y de la realidad que afecta diariamente. Es lo que se denomina como aprendizaje significativo.

A muchos os sonará la máxima Piensa global, actúa local. Este es el punto de arranque, partimos siempre de lo cercano.

Lo que nos solemos encontrar, con mucha frecuencia, son situaciones en las que cuesta relacionar los grandes problemas ambientales como el cambio climático o la deforestación con nuestras acciones cotidianas. Por ello, es muy importante tratar este punto con cariño y dedicación.

2. Conocer qué piensan los participantes

¿Qué piensan las personas con las que realizamos la actividad educativa?

Lanzar preguntas y escuchar para saber qué opinan, sienten o saben las personas con las que trabajamos  es fundamental para ayudarles a resolver sus dudas o romper con viejas creencias que les limitan.

A partir de sus conocimientos construimos nuevos aprendizajes conjuntamente.

3. Descubrir, experimentar y motivar

Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo, la famosa frase de Benjamin Franklin , que resume esta tercera clave.

Nos esforzamos por crear experiencias educativas basadas en el autodescubrimiento a través de metodologías activas, donde los participantes son los protagonistas de su propio aprendizaje.

Iniciar con actividades que partan de sus inquietudes y les permitan participar activamente fomentará la motivación y el éxito del proceso educativo.

4. Inspirar e impulsar a la acción

La educación ambiental se caracteriza por mejorar las capacidades de análisis, reflexión y acción.

Es decir, nos centramos en inspirar e impulsar a las personas a pasar a la acción.

Si nos quedamos en el conocimiento de los problemas ambientales no avanzaremos hacia una nueva realidad más sostenible. Es fundamental capacitar a las personas para resolver problemas ambientales y esto se consigue dando claves y buenas prácticas concretas que puedan implantar desde ya en su día a día.

5. Educar, proceso de transformación personal

La educación ambiental dura toda la vida y es un proceso de ida y vuelta, es decir, cada persona enseña y aprende a la vez.

Comprender el mundo en el que vivimos, saber desenvolvernos en él, estar preparados para abordar la profunda crisis ambiental actual no se puede conseguir en una actividad puntal de un día.

Y, lamentablemente, esto es una constante. Muchas administraciones, centros educativos o empresas realizan actividades de educación ambiental puntuales, sin conexión con otras desarrolladas anteriormente o incluso repitiéndolas.

Debemos considerar la educación ambiental como una herramienta para transformar la realidad, siendo consciente que requiere de un tiempo y se desarrollará en cada persona de distinta manera según sus valores y creencias previos.

Por lo tanto, con todos estos criterios metodológicos lo que queremos conseguir entre los participantes de las actividades educativas es que:

 

  • Consideren que lo aprendido es útil para ellos.
  • Entiendan lo aprendido.
  • Obtengan recursos que puedan aplicar en su día a día.
  • Adquieran la capacidad de analizar de forma critica la información.
  • Fomenten la capacidad de trabajar y pensar por el bien común.
  • Conozcan la situación de su realidad más cercana de manera sencilla y comprensible.
  • Respeten y cuiden el planeta.
  • Se empoderen como pieza clave en la protección del entorno.
  • Sean capaces de analizar su modo de vida y den el paso a modificar hábitos poco sostenibles, por pequeños que sean.

 

En definitiva, que adquieran competencias ecosociales que nos permitan transitar hacia una ciudadanía más consciente y responsable con el medio ambiente.

 

Teniendo en cuenta estos criterios, cada vez que nos encargan el desarrollo de un proyecto educativo elaboramos un programa de trabajo donde definimos, los siguientes aspectos fundamentales.

 

  1. Objetivo
  2. Destinatarios
  3. Mensajes
  4. Imagen
  5. Diseño de las actividades
  6. Recursos materiales y humanos
  7. Difusión

 

Pero esto solo es un adelanto, porque en otro post te explicaremos detalladamente cada uno de estos puntos.

 

Como ves, hemos puesto al descubierto cómo trabajamos en cada uno de los proyectos que nos encargan.

 

Esperamos que este post te haya ayudado.

 

Ahora te toca a ti, ¿crees que las experiencias educativas que has tenido han considerado todos estos aspectos?

 

Ya sabes, cuéntanoslos justo aquí debajo…

 

Un abrazo

 

Raquel y Judit